Predicar con el ejemplo: ¡pongan el dinero en nuestros parques y jardines!

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Planeteando

Por Francisco Vázquez Salazar ⁄ FOTO: SOStenible

Cuidar el planeta representa una serie de actos comunitarios, tras los cuales es posible diluir jerarquías, símbolos o privilegios para aparecer un ser humano pleno, consciente, brillante, encargado de sí mismo y de los demás.

Pero resulta que no hay actos sin autoridad, porque ella representa la garantía del orden y la concertación de las acciones para que resulten productivas o provechosas para toda la comunidad.

En materia medioambiental, la sola inspiración que surge de tener un planeta en equilibrio, limpio, estable, proveedor puede ser el motor para movernos a la acción y tendernos la mano en una tarea necesaria y común.

Vivimos en una sociedad organizada, en la que se constituye un gobierno que con el uso de recursos públicos se supone debe velar por satisfactores que nos permitan vivir bien, en armonía con nuestro entorno.

Ojalá así fuera, pero aquí la denuncia: en varias zonas de la Ciudad de México hay un abandono frecuente de parques y jardines. Esta es una forma de mostrarnos desprecio mutuo y de echar por la borda, en los hechos, significados que directamente están vinculados con la conciencia ciudadana, la salud, la convivencia y la aspiración a mejores gobiernos y a una mejor ciudad.

Es lamentable, triste, caminar por zonas verdes donde los pastos, por el descuido o indiferencia, están crecidos y ocultando, por lo alto del follaje, bolsas de basura y desperdicios.

Lo que debe ser una caminata de reflexión, de purificación, se convierte en un molesto recorrido sorteando desechos, ramas caídas, basura acumulada y hasta cascajo de construcciones cercanas.

Lo que debiera ser un momento de paz interior, de aislamiento de la contaminación visual y auditiva citada, termina en un espectáculo deprimente por ser testigo (y parte) de uno de los peores daños que podemos hacernos, unos a otros ¿Qué significa un jardín o un parque público abandonados? Desdén gubernamental, indolencia ciudadana, ir perdiendo la batalla.

¿Qué política pública relacionada con el bienestar saludable, como la motivación para ejercitarse, caminar, trotar o correr, puede avanzar si los espacios púbicos que pueden servir a ello están en deplorables condiciones, increpándonos de lo que somos capaces para autodestruirnos?

¿A qué juegan nuestras autoridades cuando dizque se esfuerzan por promover el deporte y la convivencia pública y sucede que los lugares propicios para esto están invadidos por basura, heces fecales (de animales y de humanos), fauna nociva y muchas cosas más que lastiman los buenos propósitos?

Bastó un recorrido de una hora, por algunos parques de Coyoacán, CDMX, para darnos cuenta de una situación como la que describimos. Así, imposible hacer ciudadanía responsable, comunidad participativa, vecindad sana.

¿Pero qué tal ahora que fueron las elecciones de comités ciudadanos y que se debió votar las obras prioritarias para el llamado presupuesto participativo? Una tomadura de pelo, a la altura de los clásicos operadores, de los clásicos partidos, a juzgar por lo que no son capaces de hacer con el presupuesto programado para un año o ejercicio fiscal.

Peatones, paseantes, corredores, ciudadanos en general, tenemos la opción de denunciar estas omisiones o abandonos, usando las redes sociales de los responsables del cuidado de estos espacios, del delegado directamente o, en el mejor de los casos, del flamante City Manager, que vayan a saber ustedes si tiene capacidad para atender la masa de demandas si tomamos en cuenta el número de espacios públicos en franco deterioro.


 

fvs10@hotmail.com

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