Por Gustavo Duch ⁄ FOTO: Gustavo DUCH
El informe de Greenpeace, “La insostenible huella de la carne en España”, elaborado a partir de un trabajo previo de la Fundación Entretantos y las cooperativas Cyclos y Garúa, propone la necesidad de reducir nuestro consumo de carne (casi 100 kilos por persona al año) pues su producción está dañando la salud del Planeta y la nuestra. Es muy sensato y yo reduciré aún más la poca carne de mi dieta, pero también voy a seguir defendiendo la ganadería.
El informe explica que la ganadería es responsable de la producción de 86 millones de toneladas de gases con efecto invernadero derivados sobre todo de la producción de forrajes y granos para la alimentación de los animales y de las emisiones de los excrementos de estos animales que viven encerrados en granjas cual prisiones; pero yo voy a seguir defendiendo la ganadería.
Solo en Catalunya se gastan cada año seis millones de euros para tratar de corregir la contaminación provocada por los excrementos de los cerdos que afectan al 41% de los acuíferos; pero yo voy a seguir defendiendo la ganadería.
Para dar de comer a toda esta animalidad (al año se sacrifican 19 animales por habitante) se dedica la brutalidad del 77% de la superficie cultivada, en detrimento de otros cultivos para el consumo directo humano. Aún así no es suficiente y se importan cada año 15 millones de toneladas de granos, como la soja transgénica que llega directa de las fincas de los terratenientes del sur de América Latina que han desplazado y expoliado a la agricultura familiar. Para darles de beber, en solo un año se necesita la misma cantidad de agua como la que se consume en todos los hogares españoles durante… 21 años; pero yo voy a seguir defendiendo la ganadería.
De las más de 50 mil toneladas del amoníaco que contamina nuestra atmósfera y nuestros pulmones, el 94% tiene su origen en la ganadería. La ganadería en España ingiere el 36% de todos los antibióticos veterinarios que contabiliza la Agencia Europea del Medicamento -y luego nos extrañamos de la aparición de resistencias. Aunque la ganadería como sector económico está en alza, provoca la pérdida neta de empleo en el campo…y así muchos más datos negativos pero yo voy a seguir defendiendo la ganadería.
Porque estas cifras se refieren a un tipo de ganadería, la ganadería intensiva e industrial que llena de carne barata los supermercados, pero, como explica el informe original de Entretantos, Garua y Cyclos (descargar aquí), existe otra ganadería tan antigua como nuestra civilización, la ganadería extensiva y ecológica. Una práctica donde los animales guiados por el pastor se alimentan a diente de plantas que crecen de forma natural o seminatural en lugares como los pastizales, suelos muy importantes para reducir los gases invernadero, o en zonas montañosas y marginales fuera del alcance de la agricultura sin competir con la alimentación humana; generando numerosos puestos de trabajo, directos e indirectos, fundamentales para mantener la maltrecha economía del medio rural; manteniendo los paisajes limpios, reduciendo el peligro de incendios y devolviendo fertilidad al suelo. Fertilidad que es sinónimo de Vida.
El Periódico de Catalunya, 26 de mayo de 2018