Enseñar a cuidar nuestra casa común, un buen regalo

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Por: Francisco Vázquez Salazar

Planeteando

A propósito de la reciente celebración del Día del Niño, una buena idea para que este festejo no sea motivo sólo de un día es acentuar la educación ambiental en los pequeños, para lo que es fundamental lo que empieza desde la casa.

Si usted no dio regalo o espera un buen tip para hacerlo a lo largo de esta semana tome en cuenta que una buena dotación de libros sobre el cuidado medioambiental le será agradecida toda la vida.

En 2009, Fundación Televisa, todavía con Claudio X. González al frente, editó “Mi Libro Verde”, un manual para salvar el planeta desde el eslabón más efectivo, el de los niños.

Se trata de un libro ‘neutro’ en emisiones de carbono, como se señala en su segunda de forros, ya que para hacerlo “se emitieron 97 toneladas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que aceleran el Cambio Climático. Para compensar el daño se compraron certificados del proyecto “Captura de Carbono en Comunidades Indígenas y Campesinas del Estado de Oaxaca, beneficiando así a 590 familias que, con actividades forestales controladas, cuidan los árboles de las diez comunidades indígenas a las que pertenecen. Esos árboles absorben los GEI…”

Lo anterior es una lección para el infante acerca de lo que representa una actividad humana en términos ecológicos y las opciones que ahora se tienen (cada vez más sofisticadas) para reducir o mitigar los impactos ambientales.

“Mi Libro Verde” (como puede ser algún otro material de este tipo con propósitos similares) representa una guía de fácil acceso para que los niños se conviertan en “vigilantes ambientales” y sean en casa la primera conciencia para entender el mundo que nos rodea, lo que lo enferma, lo que lo vuelve vulnerable y lo que hace que permanezca sano por mucho tiempo.

En una sociedad de alto consumo material, hiperconectado desde la tecnología y, por tanto, cada vez menos conectado desde el contacto humano primordial, alguien en casa debe conducir de algún modo las cosas hacia la preservación, lo que empieza con el aprecio y cuidado de los recursos naturales.

“Y a ti no te da miedo decirle a tus papás, tus tíos y todos los adultos que te rodean que tienen que aplicarse, que juntos debemos hacer las cosas bien para que sigamos llamando hogar a nuestro querido planeta azul”, se lee en “Mi Libro Verde”.

En este ejemplar, como seguro en otros, se dan ecotips para hacer cosas a favor, por ejemplo, de la calidad del aire. A manera de probada, y por estar el tema de moda, podemos anotar aquí algunos referentes. El niño o niña en cuestión tendría lo siguiente por decir a sus padres:

Reducir el uso del auto, y cambiarlo por la bicicleta o el transporte público. Un vehículo que deja de recorrer 15 kilómetros a la semana dejaría de emitir 230 kilos de dióxido de carbono al año.

Obedecer las señales de tránsito. El propósito de estas señales, nos guste o no, es ordenar el tráfico vehicular y peatonal, de tal forma que se evite contaminar de más.

No quemar hojas ni basura. En todos los casos, no hacer fogatas, con ningún tipo de material.

Ocupar menos tiempo para el baño. Sirve para ahorrar gas o leña (y sin querer queriendo, aunque tal vez igual de importante, agua). Expertos han señalado que un baño de cinco minutos sería lo ideal.

Afinar los autos y cuidar las llantas. La afinación vehicular debe hacerse con frecuencia, y se debe tomar en cuenta mantener las llantas en la presión recomendada para el tipo de rodada y de vehículo.

Compartir el carro. Se trata de que otros, o uno mismo, dejemos de usar automotores, al hacer uso de vehículos comunes que van al mismo lugar, como la escuela o el trabajo.

Hasta aquí siguiendo a “Mi Libro Verde”, pero qué tal si hacemos caso a lo que los propios niños dicen. En una rápida encuesta con los menores de la familia, surgieron los siguientes tips (tal vez ya escritos por muchos, pero notables por quienes ya comienzan aplicarlos):

Separar la basura en casa al menos en orgánica e inorgánica. Reciclar materiales para hacer tareas y dar un mejor uso a cuadernos y libros. Lavarse los dientes usando un vaso de agua, con lo que se evita dejar el agua corriente mientras se hace el cepillado; aplica también para el lavado de manos y cara.

Por supuesto que hay un buen número de tips por aplicar, por eso la recomendación de que con motivo de la recién celebración del Día del Niño y de la Niña vayamos con nuestros hijos por literatura a las librerías (o hacerlo desde el internet) para acrecentar su conciencia ambiental, y que nos acompañen en la sorprendente y necesaria aventura de cuidar el planeta. Nadie objetaría el decir, el pedir o el actuar de un pequeño a favor del mundo.

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