Seguimos siendo los mismos

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Planeteando

Por Francisco Vázquez Salazar ⁄ FOTO: Ixbalanqué Danell Pérez

El segundo semestre de este 2016 llegó y trajo de regreso el caos vehicular a la Ciudad de México. Y, con esto, se presentó ya la primera contingencia ambiental de la temporada, a pesar de la nueva normatividad que fue anunciada para tratar de mejorar la calidad del aire.

Ni bien entró el primer día de julio y ya estaban en la calle, de vuelta, todos los autos que componen el parque vehicular. De golpe y porrazo, de regreso se tendrían en las calles citadinas hasta dos millones de automotores, como si nada hubiera pasado, más que la nueva norma ambiental por la que, por cierto, siguen peleando autoridades federales y de la ciudad y que se refleja en el servicio a cuenta gotas de los verificentros.

El 1 de julio cayó en día viernes, en el que, de acuerdo con la anterior disposición temporal, dejaban de circular vehículos con engomado color azul o terminaciones 0 y 9, indistintamente del holograma que portasen.

En un ejercicio de observación durante un parte de horas sobre una de las principales avenidas de esta capital (Calzada de Tlalpan), logramos identificar decenas de vehículos que, portando estos números, fueron regresados a las calles por sus dueños, habida gracia de la autoridad.

Y aquí la reflexión: seguimos siendo ciudadanos sin iniciativa que dependemos completamente de las disposiciones oficiales para hacer o dejar de hacer. A pesar de las experiencias que vivimos con relación al deterioro de la calidad del aire en las semanas pasadas, y que llevaron a decretar varias veces contingencia ambiental, nada logró que el ciudadano común y corriente decidiera, de manera sumaria, dejar su carro en casa.

¿Significa esto que no tenemos conciencia de las acciones que en lo individual y familiar debemos realizar para cuidar el medio ambiente de nuestra ciudad?

Esto es, si la autoridad no ejerce sus funciones punitivas y nos deja al libre albedrío decisiones que nos deben beneficiar, como la posibilidad de gestionar en favor de un mejor aire, ¿qué hacemos? Lo mismo de siempre, lo que caracteriza al ser humano desde que se aceleró la industrialización en este planeta: depredar.

No se patentizó o puso de relieve algún movimiento que se haya gestado mientras duraron las nuevas disposiciones relacionadas con el funcionamiento del programa “Hoy no Circula” y que tuviera como propósito desalentar, en serio, el uso del automóvil desde la trinchera de la sociedad civil.

El escenario ha sido tan previsible como lo es el tipo de hombre o mujer que habita este planeta: no ley, no deber. Esto es, si la ley no me lo ordena, no lo hago, nada hago por mejorar mi calidad de convivencia y cuidar el lugar donde vivo. Triste. Lamentable.

Con todos los carros en la calle, tuvo que llegar la alerta de una nueva contingencia para que decenas de miles de coches dejaran de circular en un día sábado. Este caso ilustra lo que se ha escrito: ¿por qué haber esperado a rebasar el límite para actuar?, ¿por qué no desde lo individual en materia de medio ambiente y de salud pública nos ponemos límites más rigurosos y que cundan como ejemplo para nuestros hijos y otras personas que están en países distintos y que atraviesan por problemas similares?

A esta incapacidad para cuidarnos desde lo básico, sumemos ahora el pleito que han protagonizado autoridades ambientales de la ciudad y del ámbito federal para hacer valer la norma ambiental que recién entró en vigor en este Valle. El cierre de algunos verificentros para evitar inspecciones que les acarren multas o suspensiones de parte de la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa) –clara muestra de que ahí no hay ni hubo diálogo efectivo– es el reflejo del desorden y desdén gubernamental en este tema. Si a ellos, autoridad al fin y al cabo, se les dificulta ponerse de acuerdo y conducirse con ejemplaridad en este asunto, ¿qué nos pueden pedir a nosotros?

Y peor aún, nosotros, los que seguimos siendo lo mismo; ciudadanos que no ven más allá de sus intereses acotados por el trabajo, la escuela, los impuestos, la vida ordinaria: así sea que el planeta se nos vaya entre las manos.


fvs10@hotmail.com

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