En Jaque esfuerzos mundiales contra pobreza

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CONTEXTO

Si bien en el mundo la pobreza extrema está disminuyendo, en los países afectados por fragilidad, conflictos y violencia (FCV) va en aumento. Se estima que, para 2030, hasta dos tercios de las personas extremadamente pobres del mundo vivirán en esos sitios. Estos desafíos amenazan con echar por tierra los esfuerzos dirigidos a poner fin a la pobreza extrema, y afectan tanto a los países de ingreso bajo como a los de ingreso mediano.

Los impactos sobre las personas y las economías son desoladores. Los conflictos violentos se han incrementado drásticamente desde 2010: en la actualidad son la causa del 80 % de todas las necesidades de asistencia humanitaria y reducen el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en 2 puntos porcentuales al año, en promedio. La exclusión social y económica, el cambio climático, las desigualdades de género y de otra índole, los problemas demográficos, los flujos financieros ilícitos y otras tendencias globales intensifican esta complejidad. Los desafíos relacionados con las situaciones de FCV no respetan fronteras y a menudo derivan en crisis multidimensionales, regionales o mundiales.

Este aumento en los conflictos violentos también ha dado lugar a niveles históricamente altos de desplazamientos forzados. De los 70,8 millones de personas que han sido desplazadas de sus hogares por la fuerza (i) para escapar de la violencia, los conflictos y la persecución, casi 26 millones son refugiados, el número más alto del que se tenga registro. Cerca del 85 % de estos refugiados son recibidos por países en desarrollo, y las tres cuartas partes de ellos aún no han regresado a sus hogares al cabo de cinco años de haber partido. Estos desplazamientos tan prolongados pueden tener un efecto devastador sobre las generaciones de refugiados e impactar profundamente en las comunidades que los reciben.

El hecho de que las situaciones de FCV perduren cada vez más significa que, más allá del apoyo humanitario esencial, se necesitan también inversiones para el desarrollo de largo plazo que permitan proteger el capital humano, construir una paz duradera y garantizar la prosperidad compartida.

ESTRATEGIA

El Banco Mundial se creó después de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de apoyar la reconstrucción de Europa tras el conflicto. Desde entonces, ha ido evolucionando para abordar los desafíos que surgen antes, durante y después de las crisis. La Estrategia de 2020 del Grupo Banco Mundial (GBM) sobre FCV, que la entidad aplica en su trabajo en países de ingreso bajo y mediano, refleja un enfoque desde la perspectiva del desarrollo que pone de relieve las siguientes prioridades:

Ayudar a prevenir las crisis abordando sus causas subyacentes, como el cambio climático, la transparencia y la rendición de cuentas de los Gobiernos, la justicia y el Estado de derecho.

En zonas de conflictos activos, continuar trabajando para preservar las instituciones clave y el acceso de los más marginados a los servicios básicos, como la salud y la educación. 

Respaldar a los países en la transición posterior al conflicto.

Brindar apoyo a los refugiados y a las comunidades que los reciben. 

Facilitar el crecimiento del sector privado local, en particular de las pymes, que representan el 80 % del empleo en los contextos frágiles.

Una estrecha colaboración con las entidades que se dedican a la ayuda humanitaria, el desarrollo, la paz y la seguridad es también fundamental para lograr resultados en estos entornos complejos.

FINANCIAMIENTO DEL PROGRAMA SOBRE FCV

Este mayor énfasis en las situaciones de FCV se refleja también en la labor de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco Mundial para los países de ingreso bajo. El nuevo paquete de financiamiento para la decimonovena reposición de los recursos de la AIF (AIF-19) incluye USD 18 700 millones que se destinarán a respaldar a países afectados por situaciones de FCV, lo que supone un aumento del 27 % respecto de la reposición anterior, en la que ya se había duplicado el financiamiento disponible para estos países. Con estos fondos se respaldarán las prioridades delineadas en la estrategia sobre FCV. Asimismo, se destinarán USD 2200 millones para brindar apoyo a los refugiados y a las comunidades que los reciben. También se podrán utilizar otros fondos de la AIF para movilizar inversiones en el sector privado, abordar los desafíos vinculados con la fragilidad regional e invertir en actividades de preparación y respuesta ante las crisis. Con todo este apoyo se busca abordar las dimensiones económicas y sociales de mediano plazo de las situaciones de crisis. 

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El aumento de capital de 2018 del Banco Mundial pone énfasis en el apoyo a los países de ingreso mediano que deben enfrentar los desafíos derivados de las situaciones de FCV. Asimismo, el Servicio Mundial de Financiamiento en Condiciones Concesionarias (GCFF) (i) brinda fondos en condiciones concesionarias a países de ingreso mediano que albergan gran cantidad de refugiados.

Creado en 2016 por el Banco, las Naciones Unidas y el Banco Islámico de Desarrollo, el GCFF ha suministrado cerca de USD 600 millones en donaciones que han permitido liberar más de USD 3000 millones en condiciones concesionarias para Jordania y Líbano, con el fin de ayudar a esos países a hacer frente al ingreso de refugiados sirios, y para Colombia, a fin de contribuir a abordar las necesidades de los más de 1,2 millones de venezolanos desplazados y de sus comunidades receptoras.

ALIANZAS

Para abordar la fragilidad, el conflicto y la violencia se requiere un esfuerzo colectivo internacional. Las alianzas basadas en las complementariedades y las ventajas comparativas de cada socio son fundamentales para abordar las causas y los impactos de las situaciones de FCV. El GBM está trabajando con una amplia y diversa gama de socios y ha asumido el compromiso de profundizar sus alianzas con actores del ámbito de la ayuda humanitaria, el desarrollo, la construcción de la paz, la seguridad y el sector privado con el objetivo de maximizar el impacto sobre el terreno. 

El GBM forma alianzas dentro de los países aprovechando su ventaja comparativa en tanto entidad de desarrollo, incrementando el impacto de las operaciones en zonas inseguras y garantizando mecanismos de ejecución eficaces con otras entidades cuando sea necesario. Como ejemplos cabe citar los siguientes: 

Entre los ejemplos de la colaboración entre diversas partes interesadas se pueden mencionar:

Las alianzas operacionales, como la establecida por el Banco Mundial, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Sudán del Sur a través del Proyecto de Suministro de Servicios Esenciales de Salud, de 2019, que garantiza la prestación de servicios fundamentales de salud a las comunidades marginadas y vulnerables en zonas afectadas por conflictos.

Las evaluaciones de nivel nacional realizadas conjuntamente con las Naciones Unidas y la Unión Europea, como las evaluaciones para la recuperación y la construcción de la paz (i).

Las alianzas con organizaciones regionales que tienen la facultad y la capacidad para abordar problemas transfronterizos, y la ampliación de la colaboración con las organizaciones de la sociedad civil de fuerte arraigo en sus respectivas comunidades.

LA FUNCIÓN DEL SECTOR PRIVADO: IFC Y MIGA

Solo el 1 % de la inversión extranjera directa se dirige a los países afectados por situaciones de fragilidad y conflicto. Esto implica menos posibilidades de lograr el crecimiento impulsado por el sector privado que se necesita para sacar a la población de la pobreza. Asimismo, en los países afectados por situaciones de FCV, la presencia de un sector privado local vibrante e inclusivo puede poner en marcha el crecimiento económico, brindar empleos y servicios, y estabilizar las sociedades. Reconociendo que el sector privado ocupa un lugar central en el desarrollo sostenible en los entornos de FCV, la Corporación Financiera Internacional (IFC) y el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA) (i) están ampliando considerablemente sus esfuerzos en esta área.

IFC

Una de las principales prioridades de IFC es respaldar la estabilidad y el crecimiento en las situaciones de fragilidad. Las economías frágiles y afectadas por conflictos necesitan inversiones que creen empleo, impulsen el crecimiento económico, generen ingresos fiscales, reconstruyan la infraestructura y den esperanza a la población. Si bien cada situación de fragilidad presenta un conjunto de problemas singulares y complejos, y a pesar de que los riesgos son altos, hay formas para que el sector privado contribuya a impulsar el crecimiento económico o respaldar los medios de subsistencia.

Durante los últimos 10 años, IFC ha incrementado a más del doble sus inversiones en situaciones de fragilidad y se ha propuesto destinar para 2030 el 40 % de sus compromisos anuales a países prestatarios de la AIF y afectados por situaciones de fragilidad y conflicto; entre el 15 % y el 20 % de este monto se dirigirá a países que pueden recibir financiamiento de la AIF clasificados como de ingreso muy bajo y afectados por situaciones de fragilidad y conflicto.

Entre 2016 y 2019, IFC invirtió USD 7600 millones en países afectados por fragilidad y conflicto y de ingreso muy bajo. IFC y el Banco Mundial también han creado iniciativas específicamente diseñadas para brindar apoyo en situaciones frágiles. En particular, IFC ha reforzado su trabajo en estos entornos mediante la Iniciativa para los Estados de África Afectados por Conflictos y el Programa para Situaciones de Fragilidad y Conflicto en África, así como a través del asesoramiento que brinda mediante el Servicio de Asesoría para la Creación de Mercados.

También trabaja en colaboración con el Banco Mundial, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y otras entidades con el objetivo de encontrar en el sector privado soluciones y oportunidades para los refugiados y las comunidades que los reciben mediante la creación de empleo dirigida a impulsar el acceso al financiamiento y la actividad empresarial; la mejora en la prestación de servicios básicos como los de educación y energía; la promoción de políticas favorables a las empresas en las zonas que albergan refugiados, y el intercambio de enseñanzas y la profundización de alianzas.

MIGA

En las últimas décadas, la inversión extranjera directa en los países en desarrollo ha contribuido a sacar a miles de millones de personas de la pobreza extrema. Pero a menudo estas inversiones no llegan a los países afectados por FCV, que encuentran dificultades para atraer capitales extranjeros debido a que los inversionistas temen lo peor: guerra civil, expropiación de activos, incumplimiento de contratos y restricciones cambiarias. 

Desde 1988, MIGA, institución que integra el Grupo Banco Mundial, ofrece a los inversionistas garantías contra estos riesgos. En 2019, el 12 % de su cartera bruta de garantías, es decir, USD 2700 millones, correspondía a países afectados por FCV.La entidad también recurre a mecanismos como el Servicio de Financiamiento para el Sector Privado de la AIF, el Servicio Financiero para Economías Frágiles y Afectadas por Conflictos (i) y el Fondo de Garantía de Inversiones de la Franja Occidental y Gaza (pdf) (i) para ayudar a atraer a los inversionistas hacia entornos difíciles. 

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