La Milpa Sustentable, cruzada contra el hambre

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Por Raúl Correa ⁄ FOTO: GACETA/UNAM

Académicos de la Universidad Nacional establecieron un programa agroalimentario para producir maíz y cultivos complementarios. La Milpa Sustentable es un método alternativo eficiente en la producción del grano, pues no requiere de grandes inversiones o extensiones de tierra ni de una yunta o tractor.

De alto rendimiento y bajo costo de producción, se basa en la sustentabilidad, la eficiencia y en factores de producción controlados, explicó Eduardo León Garza, creador del proyecto y profesor de la Facultad de Ingeniería, entidad que lo implementó en colaboración con la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE), dentro del Programa de Servicio Social Modelo de Intervención Comunitaria.

Participantes

Para echar a andar el programa, más de 80 alumnos conformados en brigadas comunitarias multidisciplinarias de servicio social colaboraron en los últimos cuatro años, y se logró su implantación con más de mil 500 familias en comunidades de Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Estado de México.

“La milpa sustentable es una opción tecnológica que hace más eficiente la producción de maíz y que puede cambiar las condiciones de marginación de familias campesinas”, dijo.

El objetivo es dotar de un sistema de producción de maíz sencillo, barato y eficaz que pueda convertirse en una palanca para el incremento de la productividad del campo.

Asimismo, este sistema tiene el potencial de producir, con los mismos recursos, una gran variedad de cultivos asociados como frijol, chile, calabaza, cilantro, rábano, haba y tomate, entre otros.

¿En qué consiste?

El sistema consiste en una maceta en bolsa de plástico con válvula, que permite la saturación y drenaje a fin de lograr el riego estequiométrico, es decir, la planta sólo recibe y consume el agua que requiere para su germinación, crecimiento, floración y producción de frutos y semillas. Así no depende de la temporada de lluvias.

De esta forma se recuperan los excedentes y nutrientes lavados por el riego al pasar por la tierra, y se reutilizan en el siguiente receptáculo. “Al no perder estas sustancias, tenemos agua enriquecida; eso hace que el consumo hídrico sea de apenas 10 por ciento de lo que requieren los grandes cultivos e infraestructuras tecnológicas”.

Para producir un kilogramo de maíz este procedimiento necesita cien litros de agua, mientras que la agricultura tecnificada mil; como abono se emplea estiércol de animales de granja: gallinas, borregos y caballos.

“Con este programa, y en climas donde no hay heladas, es posible tener al menos tres cosechas al año en un patio de 250 metros cuadrados, con una producción estimada de 20 kilogramos a la semana por jornal, para un total de más de una tonelada anual.”

La actividad anterior convoca no sólo a prestadores de servicio social, sino además a voluntarios y a quienes quieran realizar prácticas profesionales, pues durante seis meses se encargan de ciertas comunidades y poblaciones, concluyó Néstor Uriel Carrillo Arroyo, estudiante de la Facultad de Ingeniería y coordinador general de la Milpa Sustentable.

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