Por Juan Danell Sánchez ⁄ FOTO: SAGARPA
Por más buena voluntad de las autoridades locales y federales, en caso de que existiera; y más, y más programas estructurados por los gobiernos y organismos internacionales, como los planteamientos de Naciones Unidas vertidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ONU-ODS) para acabar en 15 años con la pobreza y el hambre de todos los pueblos del mundo: en México esto no es posible por razones sencillas y terribles, la corrupción, simulación y la constante reinvención de la realidad nacional, para entenderla y adecuarla a los intereses de las administraciones gubernamentales en turno.
Sensible a estos temas Mely Romero Celis, subsecretaria de Desarrollo Rural de la Sagarpa, conversa largo y tendido con SOStenible, en sus oficinas de la dependencia. Asume, a título personal, que en los programas para garantizar la seguridad alimentaria en México, aún existe mucha simulación y corrupción y “entonces, sí es un esfuerzo muy valioso, muy importante para ayudar a estas familias de mayor pobreza, que es a las que no les llega la información, se les engaña, se les pide una contraprestación para otros programas y por lo tanto ya no tienen confianza”.
Esta es la entrevista:
¿Cómo concebimos la seguridad alimentaria en México?
La seguridad alimentaria tiene que ver con garantizar disponibilidad de alimentos para los ciudadanos en México y el mundo entero. De hecho, esto es una preocupación a nivel mundial. La FAO, que es un organismo de la ONU, es la instancia que encabeza los esfuerzos para garantizar la seguridad alimentaria a nivel mundial y está involucrando a todos los países, especialmente a aquéllos con mayor riesgo, para que podamos tomar medidas, simplemente dictar políticas públicas y definir presupuestos para garantizar la seguridad alimentaria.
“México es uno de los países que más está participando, somos convocados continuamente a eventos y encuentros internacionales para compartir nuestra experiencia y también para conocer las de otros países, pero México está tomando un papel importante en este aspecto en particular.
”Para nuestro país, eso significa darle y garantizar acceso y disponibilidad de alimentos a los mexicanos. Eso conlleva una serie de implicaciones, porque es proveer alimentos, producirlos a bajo costo, en todas partes del país, a pequeña y gran escala, pero también es acercarlos. Esto implica transporte, logística, abasto.
”Conlleva la seguridad alimentaria por muchos aspectos que como Estado o como Gobierno tenemos que ocuparnos. Sin embargo, a la Sagarpa en particular, hasta este momento lo que hemos buscado es coadyuvar en la disponibilidad de estos alimentos para las familias más necesitadas a través de la autoproducción que nos lleva al autoconsumo.
”Hay un programa en particular que es delineado por la misma FAO que se llama Estratégico de Seguridad Alimentaria (PESA), que en 2016, por primera vez, está teniendo presencia en todo el país: en los 32 estados de la República, hoy el PESA tiene presencia.
”El año pasado había llegado solamente a 24 estados, ya estamos en los 32, en los municipios de mayor marginación con las familias que tienen una condición de mayor vulnerabilidad y ahí lo que estamos buscando es darles la posibilidad de que tengan su huerto familiar, para la producción de hortalizas y en algunos casos que tengan pequeñas granjas, en donde tienen sus gallinas para la puesta de huevos, su vaca o dos, para la leche.
”Se les han dado borregos y algunos otros chivos o cerdos, dependiendo de la circunstancia de cada familia, de cada comunidad es que se les va proveyendo de estas granas o de estos huertos, para el autoconsumo principalmente, con todo una metodología que la FAO nos ha definido que conlleva la participación del Gobierno federal y los gobiernos estatales, pero también algunas organizaciones o instancias que nos ayudan a ejecutar este programa ya en el territorio”.
¿Esto es parte de la experiencia de México en la seguridad alimentaria?
Sí.
¿Cuál es la otra parte de esta experiencia?
¿En qué sentido?
En la estructuración de programas ¿Cuáles son los parámetros y variables que toman en cuenta para la estructuración de éstos? Sé que los hacen con base en los planteamientos básicos de la FAO, que son cuatro; sin embargo, México tiene características diferentes en la realidad que se vive en el campo tanto en la producción como en el consumo que no se puede tratar con la misma fórmula que la de los países industrializados, a la de los menos desarrollados.
Sí, sí, sí. El tema de la seguridad alimentaria en este momento conlleva a una participación muy importante de la Sagarpa con un presupuesto de 2,900 millones de pesos para 2016, en los 32 estados de la República y los cuatro puntos que se busca aterrizar a través del PESA; el desarrollo de capacidades en más familias, el mejoramiento de sus activos productivos a una muy pequeña escala, y también estamos teniendo ejercicios para vincular a las familias y esta pequeña producción familiar con la conservación del suelo y la conservación y retención del agua.
“Hay esfuerzos ya importantes en este sentido, como los 2,900 millones de pesos, solamente desde la Sagarpa, pero también hay una comisión intersecretarial de seguridad alimentaria que hace transversal este tema y algo que estamos buscando aterrizar de manera muy concreta es que, el PESA de los 2,900 millones de pesos, 85% se ejerce completamente conforme a la metodología de la FAO, ellos nos orientan con las Agencias de Desarrollo Rural, tenemos población objetivo, que es la de mayor vulnerabilidad, a la que necesitamos atender y hay como poca flexibilidad en ese sentido.
“El otro 15%, que lo estamos llamando PESA 15, busca ejercer con una metodología similar, pero lo hacemos de una manera muy coordinada con la Sedesol. Entonces la población objetivo es la que está en la Cruzada Nacional Contra el Hambre. Y en este sentido, precisamente por las características particulares de nuestro país, siendo la adversidad regional que hay en México; en el Sur es una condición, en el Norte es otra, el PESA 15 lo estamos haciendo de una manera más coordinada con Sedesol, y aun cuando las familias ya tienen los apoyos de la Cruzada, a la mejor tienen el Seguro de Jefas de Familia, el Seguro Popular, y algún otro apoyo de esta dependencia, nosotros intervenimos con el PESA para que el apoyo sea integral.
“Porque hay familias que viven en tal rezago, que necesitamos intervención positiva integral, y con el PESA 15 lo queremos aterrizar. Esto es algo en que, en acuerdo con la FAO, es más aterrizado a la condición en que vive nuestro país, y nos va a permitir tener (ya que es el primer ejercicio que se hace) un resultado que podremos valorar de manera que el próximo año o incrementamos el porcentaje, lo mantenemos o lo eliminamos. Pero, sí, es más pensando en la condición particular de México, con la información que ya tenemos de las dependencias como Sedesol y aterrizado de manera muy focalizada”.
¿Cuál es la población objetivo que atiende este programa de seguridad alimentaria?
Es la más vulnerable, que vive en pobreza extrema en alta marginación. Están definidos, de hecho, nuestros padrones por la Sedesol y el Coneval, ellos nos entregan padrones de familias a las que nosotros tenemos que ir a buscar, y esto conlleva, también, una serie de circunstancias: a veces las familias o ya no están, o ya fallecieron.
“Estamos encontrando algunas situaciones, también, conforme a estos padrones, retroalimentamos a la Sedesol y sí tal porcentaje de la población no se localizó o ya no está, o superó su condición de pobreza extrema; tomamos un acuerdo para ver si vamos sustituyendo a las familias y que vamos encontrando que sí tienen tal condición, pero que no vienen en el padrón. Esto es dinámico”.
¿De cuántas familias o personas estaríamos hablando?
Es el 10 ó 15%.
¿De la población total del país?
No, no. Del padrón, del que estamos sustituyendo. Pero la población que vive en pobreza extrema… Los beneficiarios reales para 2015 fueron 450 mil mujeres, 244 mil hombres, en total… En este año apenas estamos en la etapa de construcción, a la mejor todavía no tenemos cifras precisas. Pero lo que sí sabemos es que con estas 450 mil mujeres y 244 mil hombres, llegamos a 24 estados con una cobertura de 872 municipios, hoy (2016) vamos a llegar a 32 estados cubriendo 924 municipios, la cobertura se amplia, aunque el presupuesto no incrementa tanto.
¿Si midiéramos del 1 al 10, México en qué nivel se encuentra en la seguridad alimentaria?
En México tenemos una condición que yo no me atrevo a decir que sea de riesgo extremo, pero sí tenemos una preocupación latente. Lo que sí tenemos que buscar es cómo, con estas familias, vamos a superar esta condición de marginación. Hay muchas familias en alta marginación que no están detectadas oficialmente.
“Tenemos, también, un programa, además del PESA, el de Desarrollo Comercial de la Agricultura Familiar que atiende a las zonas periurbanas, porque aun cuando pensamos que en las zonas rurales es donde hay más pobreza y marginación, en las ciudades también encontramos pobreza extrema, muy marcada, y este programa atiende las periferias de las ciudades”.
¿Del mapa de la República, en qué parte se concentra la pobreza y la marginación?
En el Sur-Sureste del país. Ahí tenemos mucho presupuesto para atender el tema de la seguridad alimentaria, porque hay más municipios en condición de marginación, aunque en el Norte también existen, pero allá hay más presupuesto destinado desde la Sagarpa para los grandes proyectos de fomento a la productividad, porque es donde más producción a gran escala se da.
Aplicar programas de este tamaño con un concepto tan amplio como el de la seguridad alimentaria, que es un reto global, no de un país, en el que es muy difícil ponerse de acuerdo inclusive entre naciones para establecer políticas generales y definirlas de manera particular para aplicarlas por país y por región, implica grandes retos y muchos obstáculos ¿En México cuáles son los obstáculos que se han encontrado para generar políticas públicas que permitan aterrizar los programas globales y, además, poder poner en práctica lo que en el país se genera, cuando en muchos lugares la gente no quiere saber de los programas oficiales?
Qué retos tenemos, primero, a lo mejor como en todos los sentidos, presupuestales; ese es el mayor reto.
¿De qué tamaño?
Es un buen monto el que se envía al PESA en particular, 2,900 millones de pesos no es una cantidad menor, pero aun así tenemos muchas comunidades que nos dicen “yo quiero que nos incluyas en el PESA”.
“Por otro lado, lo que si debo reconocer, es que, con el PESA, hoy en día se está llegando a comunidades donde nunca antes se había llegado, hay algunas que nos dicen “yo nunca… ni sabía, ni me había tocado, ni llegado un programa del Gobierno”, y ahora se está llegando a esas familias. Entonces, sí es un esfuerzo muy valioso, muy importante para ayudar a estas familias de mayor pobreza, que es a las que no les llega la información, se les engaña, se les pide una contraprestación para otros programas y por lo tanto ya no tienen confianza.
“Pero este programa, como está diseñado, el apoyo les llega directo, les toca. Es un esfuerzo muy importante, pero aun así necesitaríamos mayor presupuesto.
“Desde la misma conceptualización de seguridad alimentaria tenemos un reto para entender qué nos toca como Sagarpa ¿La producción de alimentos, nada más? O la disponibilidad de alimentos que conlleva a importarlos, pero ahí participa Economía, es decir, la misma conceptualización de seguridad alimentaria, me parece es un reto en sí mismo que estamos entendiendo en México.
”El secretario nos ha insistido mucho que valoremos lo que implica la seguridad alimentaria, hasta dónde es la responsabilidad misma de la Sagarpa para ver este año qué hacemos, pero sobre todo el siguiente, 2017, cómo reinventamos nuestros programas para atender de manera muy puntual. Cómo nos vinculamos.
“Esta comisión intersecretarial ahora en México está entendiendo en la conceptualización buscando que cada dependencia participe en su dimensión. En esa parte estamos, en esta vinculación óptima de las dependencias para garantizar el tema.
“Qué otras situaciones conlleva, pues las de siempre, la de corrupción desafortunadamente. Sí tenemos que reconocer que tenemos señalamientos, no generalizados, de que los proyectos no han aterrizado o hay mucha simulación o no llegan los programas como debiera ser.
“Entonces el reto es, no cómo quitamos y reinventamos los programas, no. Cómo desarrollamos indicadores de supervisión, auditoría, de evaluación para que encontremos lo que está mal y lo castiguemos, de manera que lo evitemos.
“En México a mí me parece que en PESA y en todos los programas y políticas de gobierno mientras no logremos encontrar lo malo y castigarlo, es decir, que tenga consecuencias. Entonces, no va a pasar nada, vamos a seguir teniendo muchos temas de corrupción y de impunidad, y eso no nos lleva a nada bueno.
“Yo tengo que comentar que lo que está haciendo el Congreso, en este momento, de avanzar en temas de corrupción y anticorrupción, vaya, de rendición de cuentas, de transparencia, es lo que nos va a ayudar a encontrar los casos de opacidad, de corrupción y se castiguen, de manera que sea un mensaje a la población de que no se va a solapar lo que no está bien hecho. Y en PESA, como en todo lo de Sagarpa, tiene que ser igual. Tenemos que encontrar lo malo, sancionarlo, castigarlo, para evitar que siga sucediendo, en la mayor posibilidad”.
¿El concepto de seguridad alimentaria se sigue construyendo?
Lo seguimos entendiendo, porque a lo mejor es un concepto ya que la FAO misma nos lo está transmitiendo. La FAO siempre tiene muchas actividades y acciones para que sigamos entendiendo, dimensionando y valorando qué significa país por país, y qué significa para el mundo entero, entonces a la mejor ya la dimensión y el objetivo de la seguridad alimentaria, está. Y solamente para México qué significa y cómo todas las dependencias participamos en el objetivo que nos plantea la seguridad alimentaria.
¿Qué sería lo más adecuado para garantizar la seguridad alimentaria: abatir la pobreza de origen, o elevar la producción y depurar la distribución de los alimentos, ya que esto último es una de los grandes problemas de México y el mundo?
Ese es el reto a final de cuentas. Pero, efectivamente lo que estamos haciendo es diseñando, definiendo políticas en ambos sentidos. En México el sector agropecuario está creciendo por encima de los demás sectores de la economía nacional. Hoy las exportaciones crecen a un ritmo de 8% anual. Y todo esto genera empleo e ingresos en el campo.
“Pero, esto no es suficiente porque, aun así, los pequeños productores, pues producen, pero no comercializan. Las familias en lo individual ven que se produce; pero ellas no tienen para comprar esa producción. PESA es una estrategia para los pequeñitos, para las familias que no tienen su seguridad alimentaria asegurada. El reto en nuestro país es cómo hacer que todos tengan acceso a los alimentos. En eso estamos trabajando.
“Tenemos algunos déficit en algunos productos, como maíz, que es algo increíble que tengamos que importar mucho maíz, cuando es un cultivo que todos decimos “es nuestro, es mexicano”. El reto es que la producción de maíz en México tiene retos importantes por nuestro territorio, por su topografía. Porque en otros países el rendimiento por hectárea es hasta dos veces mayor, porque nuestros cultivos nativos tienen bajos rendimientos comparados con otros países. Y el maíz es consumo básico para nuestra alimentación y tiene desventajas cuando pensamos en otros países.
“Todo esto conlleva que México sea deficitario o corra el riesgo de serlo en algunos alimentos, en particular. Pero, también, debemos pensar que nuestro país tiene tierras y climas propicios para otros cultivos que debemos detonar, y eso es algo que ya se está haciendo con la reconversión de cultivos”.
El problema de la pobreza, la marginación, el rezago, son males históricos en nuestro país ¿Qué hemos hecho mal los mexicanos para que esto prevalezca?
¿Qué hemos hecho mal? Desde un punto de vista personal: en principio estamos buscando atender a la población más necesitada pensando, desde hace algunos sexenios, que darles algún apoyo directo es la solución. Sin embargo, hemos visto cómo los presupuestos de Sedesol han venido creciendo en 100%, 200% en los últimos sexenios y la pobreza sigue creciendo y sigue incrementándose.
“Para mí, esos programas asistencialistas no están funcionando. Ahí están los resultados, los números de Coneval son muy claros; no están funcionando, ¿qué pasa? Pues tampoco podemos quitar los subsidios de tajo para decir “ahora te doy un crédito para que produzcas y trabajes”, pues tampoco ésta es la solución.
“Tenemos que transitar de programas asistencialistas a programas de empoderamiento y de desarrollo de las familias. Sí lo hemos buscado hacer, pero muy lento. Porque luego entran factores políticos y se propician programas que agudizan el asistencialismo, pensando que con eso se van a ganar votos a cambio. Sin embargo, también, el resultado de las elecciones, desde el año pasado y éste, pues nos reflejan que no es así. Ya la gente no es dependiente de un apoyo para dar un voto. Entonces hay que repensar muchos de estos esquemas.
“Por otro lado hay muchos programas que permiten sí tener capacitación, sí tener acceso a financiamiento, algunos programas productivos para que las personas valoren que con un apoyo parcial, con un trabajo, un compromiso de su parte, también, es una oportunidad de desarrollo.
“Pero luego resulta que los requisitos son muy complicados, que las reglas de operación no las entendemos o que se necesita una coinversión inicial que es difícil de tener; entonces les dificultamos el acceso a esos programas que sí pueden ayudarles a salir adelante, realmente.
“Pero, insisto, se los dificultamos.
“También hay organizaciones que están por ahí y que nos dicen “yo tengo tantos agremiados, dame dinero porque yo los quiero ayudar”, entonces cuando pudiera ser que el Gobierno se apoye en las organizaciones que sí están organizadas y ya tienen pasos dados, hay algunas muy buenas, pero hay otras que en lugar de ayudar nos complican más la tarea, porque generan, ellos, también dependencia organizada, y eso lo complica aún más.
“Llevamos muchos años de entender al país y de combatir estas dependencias y cuando las entendemos tratamos de dar pasos en este sentido, pero luego los mexicanos encontramos maneras, para otra vez viciar eso que hemos creado.
“Por eso, me parece que México va muy lento, avanzando. No digo que no ha avanzado. Cada programa que tenemos en el país, es bueno, bien pensado, pero de repente nos lleva a otro reto que, si no lo atendemos oportunamente, se vicia y provoca más dependencia. Las políticas se instrumentan muy lento y los presupuestos son de un año a otro, nos va ganando la realidad, a veces”.
¿Parcialidad?
Sí, puede ser en muchos sentidos. Hay parcialidad, subjetividad, falta de voluntad, falta de compromiso social. Muchas veces lo que propicia que las cosas no avancen como debieran. No generalizo, hay funcionarios que históricamente han sido muy buenos, programas muy buenos, presupuestos bien pensados, legisladores con buena intención, pero de repente hay cosas que se van viciando. Por ejemplo PESA, tenemos señalamientos de que hay corrupción a nivel estatal, de que los proyectos se simulan, de que se venden los huertos.
“Y por eso malo tenemos presión para cambiar el programa. Pero a lo mejor no tenemos que cambiarlo cada año, lo que tenemos que hacer es redefinir indicadores para evaluar, hacer auditoria, para sancionar a esos que están mal. No es nada más “aahh está mal, lo cambio”; no, castigo para evitarlo.
“Pero esto conlleva una serie de decisiones, voluntad política. Es un gran reto. Yo sí creo que podemos ayudar, para que las cosas se hagan para bien. Creo en este país, creo en su gente. Siempre he dicho; “si mi meta es avanzar diez pasos y sólo avanzo uno, dos o tres ¡Qué bueno! Malo que me quede de brazos cruzados y decir para qué lo intento si hay limitaciones”.
“Y, bueno, las elecciones nos lo están diciendo “tenemos que cambiar la manera de hacer las cosas, tenemos que dar resultados; de decirle a la gente, es por ellos, no es por mí”. Tenemos que dar esos mensajes, si no, este país no va a avanzar y nos vamos a hundir, y la gente ya no va a creer y va a haber una crisis, no sólo económica, sino política y de credibilidad”. Concluye Mely Romero.