Reducen biofertilizantes daños por plaga
Aumentan productores con biofertilizantes hasta en 2.5 toneladas por hectárea su producción, respecto al producto químico convencional
El pulgón amarillo es considerado la plaga más dañina del sorgo en el mundo. En México está presente en todos los estados donde este grano se cultiva y aun cuando existen campañas para su control, sigue siendo una amenaza para la producción. Y es que una hembra puede parir hasta 17 millones de pulgones al mes, los cuales en cinco días pasan a la edad adulta y se reproducen en forma asexual, principalmente.
Por Ernesto Perea
El sorgo es un cultivo que durante 2015 fue atacado en forma severa por el pulgón amarillo (Melanaphis saccahari), lo que propició una disminución productiva de entre 50 y 70 por ciento en diferentes estados del país. Sin embargo, en Morelos en las parcelas donde se aplicó biofertilizante el productor pudo levantar cosechas en 100 por ciento de éstas.
Ante la presencia de esta plaga, una de las medidas inmediatas que tomaron los productores para contrarrestar los daños a sus cultivos, fue la aplicación de productos químicos, con los altos costos económicos y ambientales que su uso conlleva.
Por la presencia del pulgón amarillo, el estado de Morelos perdió 50 por ciento de la superficie total cultivada en 2015 respecto al 2014, y la producción se desplomó en proporción similar; en entidades como Guanajuato, la pérdida fue de hasta 70 por ciento.
En territorio morelense, donde los agricultores emplearon biofertilizantes se observó que “la planta está totalmente sana, no tiene ningún efecto del pulgón. En contraste, quien ocupó el paquete tradicional, con el uso de fertilizantes químicos, vio afectada su producción de manera significativa, incluso, en algunos casos se tuvo cero producción”, afirmó el director de Biofábrica Siglo XXI, Marcel Morales Ibarra.
Hay que señalar que en todas las parcelas donde se aplicaron los biofertilizantes, los productores pudieron disminuir a la mitad la aplicación del fertilizante químico, con los que también bajaron los costos de producción.
De acuerdo con reportes de la firma, en el estado de Morelos, en las parcelas que fueron tratadas con biofertilizantes el daño fue mínimo logrando una producción relativamente normal, un promedio de 7.6 toneladas por hectárea, contra las apenas 5 toneladas por hectárea en parcelas donde se uso producto químico, es decir, dos toneladas y media más.
Morales Ibarra señala que, incluso, hubo parcelas, donde el daño por el pulgón fue tan severo, que se perdió la cosecha en su totalidad.
El delegado de Sagarpa en Morelos, Rafael Ambriz, ha señalado que el pulgón amarillo, originario de África, es una plaga muy voraz y prolífica, que succiona la savia, debilita la planta y trasmite virus. La mielecilla que genera forma un hongo, que impide que se realice la fotosíntesis.
Los biofertilizantes que se aplicaron (Azofer y Micorrizafer) son productos generados con bacterias y hongos benéficos, que realizan una simbiosis con la planta, lo cual hace que el crecimiento radicular sea mayor, que haya mejoramiento de suelos y hace más soluble los nutrientes, dando como resultado un suelo más fértil y, por tanto, mayor producción.
Morelos fue declarado en “alerta fitosanitaria”, a mediados del 2015, y las propias autoridades de Sagarpa reconocieron que donde se usaron biofertilizantes “es como si el pulgón amarillo y la sequía no hubieran pasado”.
De acuerdo con el Senasica, el pulgón amarillo del sorgo es considerada por la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria como una plaga de importancia económica que daña a los cultivos de sorgo, avena, caña de azúcar, trigo y cebada, y como hospedantes secundarios al arroz y al maíz. Dicha especie fue identificada oficialmente en México en febrero del 2014 en los municipios de Jiménez, Río Bravo y San Fernando, Tamaulipas.
Considerando los daños que puede ocasionar la plaga en caso de no realizarse acciones fitosanitarias, se pondrían en riesgo 2.2 millones de hectáreas de sorgo grano, sorgo forrajero verde y sorgo escobero, que se siembran en el país, con una producción de 11.1 millones de toneladas y un valor de 20 mil millones de pesos en términos de valor, de acuerdo con datos oficiales.
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