FOTO: Ixbalanqué Danell Pérez
Banco Mundial
Durante las primeras décadas del siglo XX, América Latina recibió grandes cantidades de trabajadores que escapaban de una Europa en guerra en busca de un futuro mejor. Obreros, panaderos, músicos, maestras de escuela y hasta choferes de tren se refugiaron en la región y, mezclados con la población criolla e indígena, forjaron las generaciones futuras. Ellos son en la actualidad los bisabuelos y abuelos de los muchos profesionales de los que hoy Latinoamérica se enorgullece.
Pero al igual que sus antepasados, mucho de ese talento actual en nuestra región también se ha visto obligado o tentado a migrar. Las razones son diversas. Desde mayores incentivos salariales y profesionales en el exterior hasta circunstancias personales, los latinoamericanos prefieren como destino los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Una reciente investigación del Banco Mundial reveló que unos 28 millones de inmigrantes altamente calificados provenientes de todo el mundo vivían en los países de la OCDE en 2010, un aumento de alrededor del 130% desde 1990. Y solo cuatro países de la OCDE (Estados Unidos, Australia, Canadá y el Reino Unido) son el principal destino del 70% de los emigrantes.
El caso de México es una muestra de esto. Los trabajadores altamente calificados que emigraron a Estados Unidos crecieron un 86% entre 2000 y 2010. Sin embargo, el talento en América Latina no siempre se dirige al país del norte.
Mudarse al país vecino
Cerca de 28.5 millones de latinoamericanos y caribeños residen en países distintos del de su nacimiento, un 70% de ellos en Estados Unidos, mientras que la población inmigrante en la región asciende a 7.6 millones de personas, de los que la mayoría procede de otras partes de la propia región, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
En la época del auge económico en la década pasada se observó una disminución de la emigración a destinos de fuera de la región y una intensificación de los flujos de migración intrarregionales. El estudio destaca que los flujos migratorios intrarregionales aumentaron a un ritmo anual de cerca del 3.5% entre 2000 y 2010, lo que muestra una tendencia a la aceleración respecto a los veinte años anteriores, cuando creció a tasas en torno al 1%. Y migrar a un país dentro de la misma región también parece atractivo para los profesionales.
La CEPAL analizó estas corrientes migratorias en siete países con conclusiones sorprendentes: en 2010, los migrantes regionales con 10 años de estudio o más, sumaban casi 800,000, lo que corresponde a un 40% del total, en donde las mujeres tuvieron una participación levemente mayor que la de los hombres en los niveles más altos de educación.
En Brasil, la proporción de inmigrantes regionales con 10 años de estudio o más bordea el 90%, siendo una gran cantidad de ellos nacidos en Paraguay. En Costa Rica, en cambio, la cantidad de inmigrantes regionales que poseen 10 años de estudio o más no sobrepasa el 30%. En Ecuador, los inmigrantes con 10 años de estudio o más conforman la mayoría, y representan el 60% de los inmigrantes regionales, muchos de ellos provenientes de Colombia.
Por otro lado, y contrario a lo que se supone, España y otros países europeos no han recibido tantos inmigrantes profesionales en los últimos años.
De acuerdo con una publicación de la Organización Internacional de Migraciones, en lo que se refiere a la emigración de trabajadores altamente calificados provenientes de la región de América Latina y El Caribe hacia Europa, ésta disminuyó paulatinamente entre 2008 y 2013, con la excepción del último año. España, con 35%, figura como el principal país emisor de permisos para realizar actividades de alta calificación para los ciudadanos de países latinoamericanos, seguido por Holanda (14%), Reino Unido (11%), Portugal y Francia (con 8% cada uno).