FOTO: Ixbalanqué Danell Pérez
Oxfam México y Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ProDESC) estuvieron presentes en el 13° Foro Internacional de AWID. En este espacio, las organizaciones aliadas pusieron un particular énfasis en los derechos humanos laborales de las mujeres, que a su vez nutrirá el esfuerzo de la Coordinadora Nacional de Defensoras de Derechos Humanos Laborales de las Mujeres (CNDDHL). La CNDDHL fue impulsada en 2013 y está acompañada por la organización aliada de Oxfam México, Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ProDESC).
Este espacio representa un esfuerzo excepcional en la construcción del poder colectivo de las mujeres trabajadoras de cuatro sectores: trabajadoras domésticas, trabajadoras de maquila en las industrias de confección y automotriz, jornaleras agrícolas, y trabajadoras migrantes temporales en la industria pesquera.
El colectivo está constituido por trabajadoras (antiguas y actuales) quienes conforman 18 organizaciones de base de diferentes estados de la República Mexicana. Los segmentos representados en este grupo están marcados por la falta de legislación que asegure un mínimo de condiciones de trabajo digno, y están caracterizados por una feminización del trabajo que es proporcionado por mujeres de condiciones socioeconómicas muy bajas, que frecuentemente se ven empujadas a la migración debido a la falta de educación formal y oportunidades económicas.
La labor que hacen estas mujeres es altamente invisible e infravalorada. Esto contribuye al círculo vicioso que reproduce violencia estructural y económica, exacerbando las múltiples brechas de desigualdad que constituyen la realidad socioeconómica de estas trabajadoras.
La participación de la fuerza laboral de mujeres en México
A pesar de que el trabajo –remunerado y no remunerado– de mujeres represente un motor para el crecimiento económico, en el contexto mundial actual regido por un modelo económico basado en el fundamentalismo de mercado, el crecimiento económico no necesariamente trabaja a favor de las mujeres.
El contexto de México como país de ingreso medio, atrapado en un ciclo de desigualdad extrema y captura política por las élites (Oxfam México, 2015)[1], exhibe una economía política que desvalora y explota la mano de obra de mujeres para generar riqueza para quienes ya están en la cima. A pesar de que las mujeres han entrado de manera masiva al trabajo remunerado y que han alcanzado a sus compañeros varones en términos de nivel escolar, persiste la tendencia de llevar a cabo su labor en condiciones precarias:
Según mediciones conservadoras, las mujeres ganan 15% menos que los hombres en actividades comparables
Con una de las tasas de participación laboral más bajas (48%, a comparación de 61% de los hombres) en la región de Latinoamérica y el Caribe (LAC), las mujeres están sobrerrepresentadas en el trabajo informal (51%) al igual que en el trabajo de medio tiempo que no goza de derechos laborales ni de protección social (28.5% de participación laboral femenina vs. 13.5% de participación laboral masculina)
En comparación con los hombres, las mujeres llevan a cabo el triple de trabajo de cuidados no remunerado, contribuyendo así el 24% del ingreso nacional, sin poder reclamar sus derechos sociales a través de esta labor sustancial.
Fortaleciendo las voces de las mujeres indígenas
México, con 15.7 millones de indígenas provenientes de 68 diferentes grupos etnolingüísticos, tiene una de las poblaciones indígenas más variadas de la región LAC. Sin embargo, la investigación de Oxfam México revela que la identidad étnica y racial de una persona es uno de los componentes más emblemáticos de las desigualdades estructurales y de la discriminación pura. La población indígena es por mucho el grupo más desfavorecido en términos de desigualdad económica (Oxfam México, 2015: 33):
Tres de cada cuatro personas de habla indígena viven en pobreza extrema, mientras que lo mismo aplica a una de cada cuatro personas de la población general
Los trabajadores -de habla indígena- en el sector agrícola ganan menos de la mitad de lo que un trabajador -de habla no indígena- gana en un día
Lejos de ser los únicos determinantes de las relaciones de poder desiguales, el género y la identidad étnica son categorías sociales importantes que constituyen discriminación y privilegio. Por lo tanto, es de vital importancia, no sólo escuchar, sino fortalecer las voces colectivas e individuales de las trabajadoras indígenas cuya inserción a la fuerza de trabajo remunerado es marcada por violaciones a sus derechos humanos en un contexto de desigualdad estructural y de violencia.
Para la Coordinadora Nacional de Defensoras de Derechos Humanos Laborales de las Mujeres, el 13° Foro Internacional de AWID representa un paso esencial en el proceso de activación del poder colectivo y de negociación de las trabajadoras mexicanas. Es una oportunidad para fortalecer los lazos con los movimientos globales de derechos de las mujeres y un paso hacia la deconstrucción de un modelo económico constituido sobre las espaldas y los derechos de las mujeres.